«El 23 de marzo de 2005 se produjo una serie de explosiones en la refinería de BP en Texas City durante el reinicio de la unidad de isomerización de hidrocarburos. Quince trabajadores murieron y otros 180 resultaron heridos, muchos de ellos de gravedad. Una gruesa columna de humo negro emergió de la planta, por lo que las autoridades ordenaron a unos 43 000 residentes de Texas City que permanecieran en casa. Se produjeron daños en casas situadas a más de 1 kilómetro de la refinería.
Todos los decesos tuvieron lugar dentro o cerca de las oficinas móviles situadas cerca del depósito de descompresión. Las explosiones ocurrieron cuando una torre de destilación quedó inundada por los hidrocarburos y se sobrepresurizó, causando una fuga de tipo géiser en la chimenea de ventilación. Se produjeron daños en casas situadas a más de 1 kilómetro de la refinería.
Achacar el suceso a los errores cometidos por los operarios y supervisores de BP restaría importancia a los significativos factores culturales y humanos a todos los niveles y las causas organizativas del desastre, que tienen un mayor impacto preventivo. Una de las causas subyacentes fue el uso de métodos inadecuados para medir las condiciones de seguridad que BP utilizaba en Texas City. Las fusiones, las reorganizaciones, las reducciones de personal y los recortes presupuestarios tuvieron un fuerte impacto en la seguridad, haciendo que la refinería se convirtiese en vulnerable a la catástrofe».
Una secuencia animada ilustra la cadena de sucesos.